Las heparinas son medicamentos anticoagulantes utilizados ampliamente en el tratamiento y prevención de diversas condiciones médicas relacionadas con la formación de coágulos sanguíneos. El uso de heparinas en el servicio de enfermería a domicilio, es esencial para aquellas personas que han sido intervenidas quirúrgicamente, están inmovilizadas o tiene algún factor de riesgo de trombosis. Este artículo ofrece una visión general de los tipos de heparina, sus indicaciones, lugares de administración, dosis, precauciones necesarias para su uso seguro y consideraciones sobre la administración conjunta de otros anticoagulantes.
Es una mezcla de moléculas de diferentes tamaños que actúan como anticoagulantes.
Usos: Indicada para el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP), embolia pulmonar, y para prevenir coágulos en pacientes sometidos a cirugías y procedimientos invasivos.
Administración: Generalmente se administra por vía intravenosa (IV) o subcutánea (SC).
Derivada de la HNF pero con un peso molecular más bajo, lo que proporciona una acción más predecible y menor riesgo de efectos secundarios.
Usos: Se utiliza principalmente para la prevención y tratamiento de TVP, embolia pulmonar, y en pacientes con angina inestable o infarto de miocardio sin elevación del ST.
Administración: Se administra subcutáneamente, lo que facilita su uso en el hogar.
Las heparinas se administran comúnmente en las siguientes áreas del cuerpo:
Abdomen: Es el sitio preferido para la administración subcutánea debido a su amplia área y facilidad de acceso. La inyección se realiza en el tejido adiposo, evitando la línea media del abdomen y manteniéndose a una distancia mínima de cinco centímetros del ombligo.
Muslo: También se puede administrar en la parte anterior o lateral del muslo.
Brazo: La parte posterior del brazo puede ser utilizada, aunque es menos común.
Para minimizar el riesgo de irritación y daño a la piel, es fundamental rotar los sitios de inyección. La rotación debe seguir un patrón sistemático, como cambiar de lado del abdomen y usar diferentes áreas del abdomen, muslos o brazos. Esto ayuda a prevenir la formación de hematomas y nódulos en el lugar de la inyección.
Las dosis de heparina varían dependiendo del tipo de heparina, la condición que se está tratando o previniendo, y las características individuales del paciente. Las heparinas de bajo peso molecular, como la enoxaparina, están disponibles en varias dosis estándar (2500, 3500, 5000 UI, etc.) para adaptarse a diferentes necesidades terapéuticas.
Dosis ajustada por aPTT: La dosis de HNF intravenosa se ajusta en función del tiempo de tromboplastina parcial activado (aPTT), una prueba que mide la eficacia de la anticoagulación y asegura que el paciente esté dentro del rango terapéutico adecuado.
Dosis fija: Las HBPM, como la enoxaparina, se dosifican de manera estándar según el peso corporal del paciente y la indicación específica. Por ejemplo:
2500 UI: Prevención de tromboembolismo en pacientes con riesgo bajo.
3500 UI: Prevención de tromboembolismo en pacientes con riesgo moderado.
5000 UI: Prevención de tromboembolismo en pacientes con riesgo alto o tratamiento de TVP y embolia pulmonar.
Beneficios de las dosis fijas: Las dosis fijas simplifican el manejo y reducen la necesidad de monitoreo constante, lo que es particularmente útil en entornos de atención domiciliaria.
Las heparinas se administran para:
Prevención de Tromboembolismo Venoso (TEV): Especialmente en pacientes postquirúrgicos, inmovilizados o con factores de riesgo de coágulos.
Tratamiento de TEV y Embolia Pulmonar: Para disolver los coágulos existentes y prevenir la formación de nuevos coágulos.
Síndrome Coronario Agudo: En el manejo de angina inestable e infarto de miocardio.
Prevención de coagulación en dispositivos médicos: En pacientes con catéteres venosos centrales o sometidos a hemodiálisis.
El uso de heparina en combinación con otros anticoagulantes puede ser necesario en ciertas situaciones clínicas, debe hacerse bajo prescripción médica y con precaución debido al riesgo incrementado de sangrado.
Transición: Durante la transición de heparina a warfarina (Sintrom®), ambos medicamentos se administran juntos por un corto período hasta que la warfarina alcanza niveles terapéuticos, lo cual se monitorea mediante el tiempo de protrombina (PT) y la relación internacional normalizada (INR). Esto se hace para asegurar que el paciente esté adecuadamente anticoagulado mientras se cambia de la heparina a la warfarina.
Nuevos anticoagulantes orales (NOACs): Medicamentos como dabigatrán (Pradaxa®), rivaroxabán (Xarelto®), apixabán (Eliquis®) y edoxabán (Savaysa®) pueden requerir una superposición con heparina al iniciar o descontinuar la terapia. La administración conjunta se maneja cuidadosamente para evitar complicaciones hemorrágicas.
Cuidado con el uso combinado: El uso de heparina junto con aspirina u otros antiagregantes plaquetarios, como clopidogrel, puede aumentar el riesgo de sangrado. Esta combinación puede ser necesaria en casos específicos como en el tratamiento de síndromes coronarios agudos, pero requiere monitoreo cercano y ajustes de dosis según la condición del paciente.
Observación de reacciones adversas: Monitorear signos de sangrado, como hematomas, sangrado inusual en encías o nariz, y orina o heces con sangre.
Compresión del sitio de inyección: Aplicar una leve presión tras la inyección para prevenir el sangrado, pero evitar frotar el área.
Educación del paciente: Instruir al paciente y a los cuidadores sobre la técnica correcta de inyección, la importancia de la rotación de sitios y cómo identificar signos de complicaciones.
Monitoreo regular: En el caso de HNF, es necesario monitorear regularmente los niveles de coagulación a través de pruebas de laboratorio como el tiempo de tromboplastina parcial activado (aPTT).
El uso de heparinas en el ámbito de la enfermería a domicilio es determinante para la prevención y tratamiento de enfermedades tromboembólicas. La comprensión de los diferentes tipos de heparina, técnicas adecuadas de administración, dosis apropiadas, las precauciones necesarias y la gestión del uso conjunto con otros anticoagulantes son fundamentales para asegurar la seguridad y eficacia del tratamiento.
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