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Introducción a la historia y evolución de la "Cuidadora" en España:
de Practicante a Enfermera

Índice

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Introducción

El término «cuidadora» ha sido históricamente utilizado para describir a aquellas personas que proporcionan atención y apoyo a los demás, especialmente en el ámbito de la salud y el bienestar. En sus inicios, este rol era desempeñado principalmente por mujeres en el ámbito doméstico, encargadas de cuidar a los enfermos, ancianos y niños. Con el tiempo, este papel informal y no remunerado fue evolucionando hacia una profesión más estructurada y reconocida, dando lugar a una serie de transformaciones y avances legales y formativos en España. La transición de «cuidadora» a enfermera profesional ha sido marcada por cambios significativos en la formación, las competencias y el reconocimiento legal de estos profesionales.

De Practicante a ATS

La figura del «practicante» surgió en España en el siglo XIX. Los practicantes eran profesionales que, con una formación limitada, asistían a los médicos en la atención sanitaria básica. Realizaban tareas como la aplicación de inyecciones, curas y sangrías, y eran fundamentales en la atención primaria de la época.

Con el tiempo, la necesidad de una formación más sólida y estandarizada llevó a la creación del título de «Ayudante Técnico Sanitario» (ATS) en 1952, mediante la Ley de Bases de Sanidad Nacional (Ley de 14 de diciembre de 1952, BOE nº 350, de 15 de diciembre de 1952). Los ATS recibían una formación más extensa y especializada, y sus competencias se ampliaron para incluir cuidados más complejos y especializados.

Cartel de una enfemera pidiendo silencio, años 60

De ATS a DUE

La siguiente gran evolución ocurrió en 1977, con la Ley General de Educación (Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, BOE nº 189, de 6 de agosto de 1970). Esta ley introdujo cambios en el sistema educativo y la formación de los profesionales sanitarios, llevando a la creación del título de «Diplomado Universitario en Enfermería» (DUE). Esta reforma elevó la formación de las enfermeras a nivel universitario, reconociendo la necesidad de una preparación académica más rigurosa y amplia.

El título de DUE representó un cambio significativo, ya que no solo mejoró la formación técnica y científica de las enfermeras, sino que también comenzó a reconocer la importancia de los cuidados de enfermería como una disciplina autónoma y esencial dentro del sistema sanitario.

De DUE a Grado en Enfermería

La última transformación importante se produjo con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) y la adaptación al Plan Bolonia. En 2008, se introdujo el Grado en Enfermería (Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, BOE nº 260, de 30 de octubre de 2007), que reemplazó al título de DUE. Este cambio no solo implicó una extensión de los estudios a cuatro años, sino que también reforzó la formación en investigación, gestión y cuidados avanzados.

El Grado en Enfermería consolidó a las enfermeras como profesionales altamente cualificadas, con competencias ampliadas y un reconocimiento formal dentro del sistema sanitario europeo. La formación de grado también abrió las puertas a estudios de postgrado y especialización, permitiendo a las enfermeras desarrollar competencias avanzadas en áreas específicas de la atención sanitaria.

Especialidades de enfermería

Paralelamente a la evolución de los títulos generales, surgieron diversas especialidades en enfermería. Las enfermeras especialistas en diferentes áreas, como salud mental, pediatría, geriatría, y salud comunitaria, han adquirido un papel crucial en la atención sanitaria especializada.

La creación de estas especialidades refleja la creciente complejidad de los cuidados de salud y la necesidad de profesionales con formación avanzada en áreas específicas. Las especialidades permiten a las enfermeras ofrecer una atención más precisa y efectiva, adaptada a las necesidades particulares de diferentes grupos de pacientes.

Impacto legal y social

A lo largo de estas transformaciones, las leyes y regulaciones han jugado un papel fundamental en el reconocimiento y la regulación de la profesión de enfermería. La evolución legal ha acompañado y facilitado la profesionalización de la enfermería, asegurando que los enfermeros cuenten con la formación y competencias necesarias para ofrecer cuidados de alta calidad.

Además, estos cambios han tenido un impacto significativo en la percepción social de la profesión de enfermería. De ser vistos como simples ayudantes médicos, los enfermeros han pasado a ser reconocidos como profesionales esenciales y autónomos dentro del sistema de salud.

Conclusión

La evolución del término «cuidadora» en España refleja un proceso continuo de profesionalización y reconocimiento de la enfermería. Desde los primeros practicantes hasta los actuales graduados en enfermería y especialistas, la profesión ha avanzado enormemente en términos de formación, competencias y estatus. Este recorrido histórico subraya la importancia de la enfermería como una disciplina vital para la salud y el bienestar de la sociedad, destacando el papel crucial de las enfermeras en el sistema sanitario moderno.

 

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